miércoles, 31 de diciembre de 2008

Mi no balance.

Otro año termina, otro más, otro menos.
Quizás sea este momento de hacer balance, de echar la vista atrás y evaluarnos a nosotros mismos. De ponernos nota.

Pero prefiero hablar del mañana, de su qué, su cómo, su cuándo y porqué.

Resulta que ahora mismo quiero mirar al futuro, quiero derribar barreras y quiero aprender. Quiero seguir conociéndome, ser valiente, dar dos pasos y no uno, luchar en batallas antes presididas por la ausencia más reprobable, ser fiel, ser honesto, sentirme vivo y vivir para contarlo.

Quiero recorrer caminos nunca antes explorados, quiero agradecer, debo agradecer.

Quiero no vivir de rentas, de éxitos pasados, quiero libertad, quiero nuevos retos y viejos retos todavía no superados, y quiero abordarlos, y superarlos.

Quiero ser útil, ser práctico, ayudar. Quiero querer, amar, sentir, sufrir. Quiero conocer, sí.

Quiero expectativas, quiero futuro, ilusión, ser valiente, ser prudente. Quiero reivindicarme, no tener que arrepentirme, mas saber pedir perdón. Y quiero ser coherente, ser siempre responsable de lo que haga, o lo que deje de hacer.

Sin propósitos concretos ni verdades universales. Sin estructuras preconcebidas, sin medias soluciones, sin mirar atrás siempre que no sea absolutamente necesario. Adelante, el mañana nos pertenece a cada uno de los que creemos que es nuestro y que se trabaja desde el presente con la ligera brisa del ayer como telón de fondo.

No voy a hacer balance del año que se termina, prefiero invertir mi energía en, desde el primer minuto del 1 de enero, trabajar, amar, luchar, sentir y soñar con seguir conquistando, batalla a batalla, el futuro, mi futuro.

¿Y tú, te vas a quedar mirando la tierra ya marcada por la suela de tus zapatos o vas a pisar la tierra que ante ti espera, ansiosa, dispuesta a ser firmada?