martes, 21 de abril de 2009

2009- 2009

¿Cuántos años tienes?



Catorce. Veinte. Treinta y seis. Cincuenta ocho. Novente y nueve. ¿Seguro?



Pisando hierba, caminando entre árboles cuyo nombre científico desconozco, mirando al cielo. Es todavía temprano, todavía no hace demasiado calor.

Las manos en los bolsillos, relajado, con lentitud flagrante y seguridad ciega. Paseo. Espero a nadie y busco nada. Me siento. Abro un libro. Leo dos líneas. Lo cierro. Hago un esfuerzo por captar olores, sonidos. Me imagino un enorme pentagrama y cierro los ojos: ¿a qué suena el silencio? ¿cómo representar el vacio?



Estoy, soy, siento, vivo. Vivo. Vivo. Sí, en efecto, vivo y me pregunto: ¿qué es vivir?

Curiosa paradoja preguntarse cosa tal en territorio de esqueletos y gusanos. Me pongo en pie. Sigo paseando. Leo los epitafios de algunas tumbas, oteo el horizonte.

Eran viejos y murieron; otros se empotraron contra el quitamiedos; cáncer, arritmia, parálisis, me falta la respiración, me amputaron una pierna, me desangré; aquel era joven, todo por delante tenía según su tía; este otro presuntamente destrozó a su novia: tardó tres meses en olvidarse de él en realidad.

Organismos destruidos, sangre, hedor. Muertos mientras dormían, muertos agonizantes, muertos de enfermedad terminal, muertos sin querer, muertos de ayer. Mañana habrán más, muchos más. Quizás monte una funeraria, con un poco de suerte la crisis económica acelere los suicidios y quizás me vaya bien.



¿Y qué hay de la vida? Nunca pregunte a un muerto, no le contestará. Lógico imbécil: esta frito, noqueado, derribado, pajarito, siendo pasto de la humedad del cementerio más cercano. Tampoco pregunte a un familiar y menos al modélico cura católico: nunca pregunte a ese. No ha sabido comprender el eterno amor a la vida que significa un pecaminoso beso después de una buena comida de coño tras audaz mamada antes de penetración hereje.

No pierda el tiempo en cuestionar ni cuestionarse sobre Pedro: 1950- 1998, María: 1928- 2000, ni Federico: 1985- 1991. Sin embargo amigo, le recomiendo, aconsejo, sugiero y propongo que encuentre un cuarto de hora cada día para sentarse, acostarse, arrodillarse o como cojones esté usted cómodo, y entonces, querido lector, pregúntese: ¿Estoy vivo? ¿Qué es vivir?



* Inciso concluyente a la par que innecesario: desconfie como apriorismo existencial. "Murió con noventa y siete. Bueno, dentro de la desgracia que significa morirse, por lo menos tuvo una larga vida". Error. No mida la vida en años, no es un patrón adecuado bajo el que justificar penas o consuelos.

2 comentarios:

Isabel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ilargia dijo...

i aquesta sobtada qüestió transcendental cap?

Algu tan simple, i alhora tan complicat, el saber que és viure

Respires, dorms, parles, menges, ries, cardes i de vegades sents que no hi estas vivint, que et manca alguna cosa,... que enveja momentanea als morts perquè almenys ells tenen clar la seua posició en aquest tema veritat?

Potser això siga viure amic meu, cercar cada dia algu que et manca, qualsevol cosa que complete el buit insalvable que tens dins, algu que t'anime a seguir avançant i no deixar tota la feina a la meitat del camí.

Ara diume, quina agonia coneixes que et doni mes plaer que la lluita per aqueixa meta marcada?

"Siset que no veus l´estaca on estem tots lligats? si no podem desfer-nos-en mai no podrem caminar

Si estirem tots ella caura, i molt d temps no pot durar, segur que tomba tomba tomba ben corcada deu ser ja

Si tu l´estire fort d´aqui i jo l´estiro fort d´alla, segur que tomba tomba tomba i ens podrem alliberar"


Seguim amb la feina cap